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FRONTERAS

Esto es un extracto de aquello que escribí en mi libreta cuando me encontraba viajando por Sudamérica en el 2015.

En un mes crucé prácticamente 5 fronteras: Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Brasil y Paraguay, y decidí hacer la mayoría de los viajes en bus. Al momento de escribir me encontraba en un omnibus del desierto de Atacama camino a Salta en Argentina. Me puse a escribir porque estábamos varados, aún recuerdo ese día, había nevado en el desierto (¡sí! nieve en el desierto, decían que hace tiempo no nevaba así) y mientras esperábamos para saber si cruzábamos o no, me puse a escribir.


 

20-10-2015, Desierto de Atacama, Chile

Empecé este viaje en Cusco, Perú y ahora me encuentro en un bus camino a la frontera entre Chile y Argentina. Todo está cubierto de nieve, y el paisaje se ve tan hermoso que casi olvido que a causa de esta misma nieve nos cerraron el paso, el dia de ayer y tuve que pasar la noche en el bus.  ¿Nieve en el desierto? ¿Irónico no? Solo se da una o dos veces al año, me dijo el chofer del ómnibus y esta vez nos tocó a nosotros. Un dia y medio de espera para saber si cruzábamos la frontera o no. Pienso que el desierto de San Pedro no quiso mostrarse tan fácil y quería demostrar su poder: ¡No se irán de aquí! O tal vez, al contrario, quería que lo disfrutáramos un poco más. Después de todo gané un dia extra en el pueblo e hice una amiga de Bélgica con la que nos fuimos de paseo.

Nieve en Atacama, uno de los paisajes más surreales que he visto.

Pero ¿cómo llegué hasta aquí? Había tomado una excursión de tres dias desde Uyuni (Bolivia) para luego cruzar la frontera directamente hasta Atacama en Chile. En la oficina de migraciones chilena tuvimos que esperar un par de horas a que nos revisaran maleta por maleta ya que los policías de frontera nos dijeron que su máquina no funcionaba y que no había perros, así que nos sometieron a uno de los controles más rigurosos que he tenido. Algunos me dijeron que era así porque se movía mucha droga por la zona, la verdad no lo sé, pero a una chica chilena que conocí casi le retienen su diario de viaje ¿por qué?  Porque tenía pegado hojas y semillas que coleccionaba para sus relatos; y es que está escrito en los paneles antes de entrar: No se puede pasar con nada de origen vegetal o animal. Es más una persona de la fila me contó que a su familiar le pusieron una multa porque se olvidó declarar una manzana, y ya podías ver como todos estaban comiendo sus frutas antes de pasar el control, incluso yo, tenía una mandarina de la cual quería botar las cáscaras, y ¿creen que encontré un tacho de basura cercano?, pues no, y tenía miedo de que me multaran, pero alguien me dijo que se lo mostrara al policía cuando me hacían inspección y cuando lo hice, adentro, sí que había  un basurero. No tuve ningún problema, al vaciar mi mochila, sólo me preguntaron que era mi trípode, les dije que era para tomar fotos, y todo pasó: cámara, laptop, ropa, mochila…a  meter y ordenar todo de nuevo. 

Todo esto me hizo pensar, lo diferente que puede ser el paso de frontera entre ciertos países.

La primera frontera que crucé: Perú – Bolivia

Recuerdo que cuando llegué por primera vez a la frontera de Perú con Bolivia, sentí una mezcla de emociones ya que era el primer país de Sudamérica que iba a visitar en modo viajero, éramos yo, la vista del lago Titicaca, y un bus lleno de gente. Cabe decir que la vista del lado de Copacabana (Bolivia) y el reflejo del sol en el lago, fue una de las mejores que he visto del Titicaca, el viaje comenzaba bien, y el resto vino fácil. Nos hicieron bajar del bus sin equipaje para ir a Migraciones, me pidieron el pasaporte, control de salida de Perú, sello de entrada a Bolivia, y ¡listo! No control de equipaje, no perros, casi nada de preguntas, solo un: bienvenido a Bolivia. Aunque me acuerdo que para algunos extranjeros sí que era necesaria una visa, ellos demoraron un poco más, pero todo bien. Regresamos al bus y nos fuimos.

¡Buenas noticias!

El bus arrancó de nuevo, y acabamos de cruzar la frontera de Chile ¡Al fin se acabo la espera! y estamos rumbo a Jujuy en Argentina. Fuimos el primer bus en llegar, y en la garita de control chilena me despidieron con un: “está bonito tu gorro” y al costado la policía argentina estampó mi pasaporte, bienvenida a Argentina, una sonrisa y un disfrute su estancia.

Lo que vino después ya es conocido, revisión de maletas, pasarlas por el escáner y ¡ya! Estamos oficialmente en tierras argentinas. Una pareja me invita una empanada, conversamos un poco y regreso al bus. Un cruce sin mucha complicación, rápido, o tal vez será porque fuimos los primeros en pasar, no lo sé, después venían muchos más buses y pueda que ellos si iban a demorar más.

Ahora, solo me falta una frontera más: Brasil!

Oficina de Migraciones de la frontera Chile -Argentina en Jujuy, 2015


Luego no volví a escribir más, pero como no quiero dejarlos con la intriga, les cuento como me fue.

El bus me llevó hasta Salta, donde estuve de paso, y luego me fui en bus hasta Iguazú, famoso por las cataratas, y también por la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay.

Me acuerdo que para hacer el cruce de Puerto Iguazu (Argentina) a Foz de Iguazu (Brasil) fue incluso más sencillo, tomé un bus con mis dos mochilas rumbo a Foz, el chofer nos indicó que iba a parar en la oficina de migraciones, y que nos iba a esperar máximo 5 minutos. Cómo pensé que era rápido dejé mi mochila grande (donde tenía solo ropa, así que no me preocupaba dejarla) y me llevé la mochila pequeña de mis electrónicos que era la más importante. Entré a la oficina y no había casi nada de fila, me sellaron el pasaporte con la salida de Argentina y al costado hicieron lo mismo dándome la bienvenida a Brasil, tampoco me revisaron el equipaje. Salí corriendo de la oficina, el bus ya hacía encendido el motor, y menos mal, era poca gente la que iba a sellar su pasaporte, se imaginan si había mucha cola, no sé si el bus nos hubiese esperado o no. Luego me enteré que podía haber bajado con todo y tomar el siguiente bus de la misma empresa sin pagar de nuevo. No sé qué hubiese hecho si mi bus se hubiese ido con mi mochila dentro, menos mal no fue así. 

Crucé la frontera a Brasil para ver la cataratas de Iguazú, 2015

Cuatro meses después, el destino quiso que vuelva a pasar por Foz de Iguazu, y esta vez ya no estaba sola, J viajaba conmigo y quería ir a ver la frontera con Paraguay. Como no teníamos equipaje y ni tampoco habíamos ido a sellar nuestro pasaporte con la salida de Brasil, los de la oficina de control de Migraciones paraguayo, nos hicieron la siguiente pregunta: ¿Cuánto tiempo van a estar? Le dijimos que unas horas, y nos dijeron: Bueno, pues pasen ¡bienvenidos! y voilà, fue así que logramos cruzar la frontera de Brasil a Paraguay, super relax. Luego nos contaron que muchos van por el dia solo a hacer compras, es por eso que no son tan rígidos en el control.

Como lo ven, cada país tiene sus propias normas y leyes, algunos serán más rígidos otros no tanto,  yo les quería compartir mi experiencia que tal vez para otro pudo haber sido diferente. Como peruana no tuve problema para viajar a estos países solo con mi pasaporte, ya que dependiendo del pais donde vengas puede que sí o no necesites visa.

Cada frontera fue el final y el inicio de un nuevo viaje. El plan original era viajar por unos tres meses por Sudamérica pero al final me quedé viajando como medio año. Si en un mes recorrí tantos lugares  fue porque tenía que estar el 21 de noviembre en Sao Paulo, donde me quedaría un mes trabajando en la recepción de un hostel a cambio del alojamiento, quería aprender portugués y Brasil era otro de mis  sueños….pero eso ya es parte de otra historia. 🙂

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